viernes, 31 de diciembre de 2010

Navidad y Génesis

Para la religión católica, la Navidad es mucho más que un tiempo en que se compran regalos. En concreto, es el inicio de un mundo nuevo, una segunda creación, un segundo génesis. Hasta la etimología de las palabras lo señala así. Por partes. Navidad, de "nativitas, nativitatis.".. Toma su raíz, es bastante fácil de ver, de "natus", que es el pasado o perfecto (nacido) de nascor: nacer. Eso, en latín. Pero ahora toca dar el salto al griego. Parece ser, y yo me he enterado hoy, que el verbo nascor tenía, en su origen, una pequeña "g" delante: gnascor. Y ahí asoma la cabeza el griego: gignomai, genésomai, egenómen, gegona: las cuatro raíces del verbo que significa "venir a ser", "devenir"... y sus raíces: gn, gen, gon... De ahí, génesis, y muchas más. Ya te digo. Es que el catolicismo es, como la vida misma, alucinante: todo cuadra. Conclusión teológica y práctica, y no sólo etimológica: la Navidad ha de ayudar a cambiar la faz de la tierra otra vez. Ya la cambió hace 2010 años, aproximadamente.

Redimir, redención

Ya hacía un tiempo que quería escribir algo sobre esta familia de palabras. Redimir, dice la RAE, que es sacar a alguien de la esclavitud con un precio. También explica que redimir a alguien consiste en volver a comprar. Y ahí está la etimología principal: emo, emis, emere, emi, emptum. De ahí, dos raíces: em- y empt-. Y el efecto fonético de la "d" que aparece a principio de palabra para que no se junten dos vocales: re-d-empt-io, por ejemplo, redención. Una maravilla. Pues bien, así hay que entender, por sugerir un campo bien cristiano, ahora que estamos en Navidad, lo que dice San Pablo sobre nosotros mismo: "Empti enim estis pretio magno!": habéis sido comprados a gran precio. San Pablo tenía claro en qué consistió la re-d-ención.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Perdonar

Ésta etimología es sencilla. Tal vez no lo sea tanto su significado, o el porqué de su génesis. "Per-" es el prefijo de acabamiento, de totalidad, de llegada al fin, de haberse completado, de haberse hecho del todo: de per-fección. Perdonar sería, simplemente, donar del todo. Quizá se refería al perdón de una deuda: te di esto y ahora, en lugar de reclamártelo, te lo doy del todo, no te exijo que me lo des.¿Y si no se trata de una deuda, sino de una ofensa?  Perdonar sería dar del todo a uno mismo: dar-se del todo. Me olvido de mí mismo para darle a ese lo que merece no por justicia -merece una recompensa quien ha sido ofendido-, sino por caridad. No está nada mal....

martes, 16 de marzo de 2010

Obvio

Dice la RAE que obvio es lo que se encuentra o pone delante de los ojos, o aquello muy claro o que no tiene dificultad.
Pero lo que sí tiene dificultad -aunque mínima- y, sobre todo, mucha gracia, por lo visual, es su etimología. Tenemos dos posibles ramas, que se juntan en un mismo tronco:
Primera rama: obvio viene de "obvius, obvia, obvium", un simple adjetivo, cuya definición -literal- es "que se encuentra en el camino, que sale al paso" o "que está al alcance de la mano, fácil, obvio, antarual, afable" o incluso "expuesto a".
Segunda rama: la palabra "obviam". "Exite obviam ei" (Mt. 25 6; es decir, la parábola de Jesús en que a las diez vírgenes, las necias y las sabias, se les anuncia que ha llegado el esposo, al que hay que ir a recibir). "Obviam" es aquí, según el diccionario, un adverbio que rige dativo, y que significa "al encuentro" o "encontrar al ecuentro" o "ir al encuentro". Pero es de sentido común (iba a decir que es obvio) que "ir al encuentro" significa salir al camino, ir a buscar a alguien a su
vía, por donde va a pasar.
Y el tronco en que se juntan las dos ramas. Las dos ramas son así porque se forman de "ob" y "via". "Ob" es ante: "ob oculos", ante los ojos; y "Via" es de "via, viae", camino, vía. O sea, que obvio es "lo que tengo ante mí en el camino".
Y la conclusión que me gustaría sacar. Algo es obvio, etimológicamente, si es todo lo dicho. Y algo es obvio si es sencillo e inmediato a la mente. Hay que juntar las dos cosas y hallaremos, con gran sorpresa, que nuestro lenguaje es -como siempre- realista, o, si se me permite un tecnicismo, epistemológicamente o gnoseológicamente realista. Se fija en qué ocurre y forma una palabra que así lo describe. Y la metáfora usada es perfecta: la realidad se nos impone, nos sale al encuentro, a la vía. Nada que ver con el grosero subjetivismo cerril de según qué filósofos, que piensan haber creado la realidad por el hecho de que tienen dentro de sí (de modo obvio) unos conceptos... En fin, realismo.

martes, 2 de marzo de 2010

Escándalo

Del griego σκάνδαλον a través del latín scandălum. Tropiezo, trampa puesta al enemigo, ocasión de caída. Todo eso. Es el otro motivo por el que hay que tener presente a los demás a la hora de actuar. Mis acciones no pueden hacer caer a los demás, a pesar de que a mí no me produzcan una caída al suelo. No está mal.

Desdecir

Dice la RAE que, en su tercera acepción, "desdecir" significa, "dicho de una persona o de una cosa: Degenerar de su origen, educación o clase". Su uso habitual, o el que oí hace poco (cosa que hace que escriba esta entrada), sería utilizado en frases como "eso desdice de ti".
Me interesa esa palabra porque mantiene dos notas que me interesan. Conecta, en primer lugar, el decir con el ser. El decir algo con que ese algo que digo sea así: digo las cosas que digo porque pienso que son así. La verdad definida como "digo que es es así". Esto es totalmente griego. Sólo que se usa de modo negativo. Esto desdice de ti. Es un verbo intransitivo en el que las cosas son el sujeto, y no la persona, que es pasiva. Dicho otra vez: tus acciones dicen algo de ti. Te dicen o te des-dicen, te dicen mal, te mal-dicen... Todo esto, pero más desarrollado.
El segundo aspecto, unido al final del primero, nos lleva a la importancia de cierta buena fama. Cierta buena fama, porque no toda buena fama es buena. Hablo de la fama en el buen sentido: no actúo para que los demás me vean hacer el bien, pero sé, al actuar, que me ven (hacer el bien). La versión negativa, el escándalo.

jueves, 18 de febrero de 2010

Migraña

No es mi caso, que no la sufro, pero es muy ingeniosa, muy visual: muy griega... la génesis de la palabra "migraña". Dice la RAE que viene del latín "hemicranĭa", y éste del griego ἡμικρανία: hemicranía. O sea, medio cráneo. Y luego, remite a jaqueca. De esa ya hablamos. Pero allí se da la definición más intuitiva de qué es este mal: dolor de media cabeza. Dicho rápido y mal "Me duele medio cráneo", tengo migraña. Increíble, pero cierto. Ya se ve que los griegos no se andaban con tonterías a la hora de poner nombres a los fenómenos y cosas. Y dice mucho, por la pérdida del "He" de "hemi", de nuestra manera de hablar: dejada, económica, fácil... Lo digo en broma.

lunes, 8 de febrero de 2010

Poner cara de pocos amigos

Hoy en día, en que -exagerando y siendo pesimista- sólo vemos la cara de los demás en Facebook ("face", cara en inglés), tiene su qué comentar la citada expresión. Decían los antiguos que la cara es el espejo del alma. "Un rostro falso debe ocultar, lo que sabe un falso corazón", dicem, como posible traducción Shakespeare en Macbeth (acto I, escena 7)

(el original, infinitamente mejor,lo acabo de leer: "False face must hide what the false heart doth know")

Pues eso quería yo decir: que los amigos y las caras van juntas. Se puede poner cara de pocos amigos: expresión que muestre que no somos amigos, que no te quiero bien. Pero para eso, hay que verla. Así, si uno se limita a escribir mensajitos vacíos o eventos estúpidos o tonterías tamaño plaza de toro en un muro virtual, pocos amigos y pocas caras veremos. Y poca alma tendrá esa "amistad".

Desvivirse

"Hay que desvivirse por los demás". Gracias a Dios, y seguramente no lo podría haber dicho mejor y más exactamente, en mi circunstancia actual oigo esa expresión a menudo, aunque a mí me la enseñó mi madre. Dice la RAE que uno se desvive cuando muestra incesante y vivo interés, solicitud o amor por alguien o algo. Y ¿dónde está el nexo? En la experiencia: nadie que haga, o intente hacer, lo que dice esa definición dudará: amar es desvivirse. Y desvivirse es quitarse la vida a uno mismo: matarse por otro, morir por otro. Por eso Benedicto XVI, cuando aún no era Santo Padre, decía algo tan fuerte, verdadero y brillantemente expresado como su "el amor es un acontecimiento mortal" porque, explicaba, exige la muerte de mi yo para que viva su yo: un tú. Y, puestos a elevarse, así hay que entender el sacrificio de la víctima que el cristianismo dice ser la única relevante: Jesús. También, por cierto, lo dijo Él: "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos". (Jn 15, 13 ). A esto se le llama escalar. Y no está mal, por hoy. Mi consuelo es que hay todavía gente que intenta vivir así.

lunes, 25 de enero de 2010

Jaqueca

Dice la RAE que la jaqueca es una "cefalea recurrente e intensa, localizada en un lado de la cabeza y relacionada con alteraciones vasculares del cerebro". Un dolor de cabeza muy peculiar. (Tiene su qué la palabra cefalea: de kephalés, cabeza en griego. Nada de cerebro: cabeza. El todo por la parte...)
Se habla, a veces, de lo que los árabes trajeron y dejaron en la península en los siglos que vivieron en ella. He aquí una molesta: la jaqueca. De pura suerte, podría decir, me he enterado de que la dichosa palabreja proviene del árabe hispanizado šaqíqa, y ésta del árabe clásico šaqīqah.Gracias a Dios, también trajeron la almohada, para cuando se sufre jaqueca. Y el alcohol, para cuando las penas se presentan insolubles al agua: "Penas sin remedio, litro y medio". Discrepo, por supuesto, pero tiene su gracia.

Dar en el clavo

No soy, ni mucho menos, experto en lenguas clásicas. Pero tampoco hace falta ser un lince para darse cuenta de que las etimologías que provienen del latín y del griego son muy intuitivas; o sea, visuales. Hasta las más metafísicas o abstractas. Seguramente, por esa misma razón.
Cuanto más se avanza en los siglos, sin embargo, nos vamos volviendo más idealistas. De todos modos, hay muchas expresiones castellanas, como la que en este caso nos ocupa, que tienen un claro sentido físico, y hasta artesanal. Tal vez en la actualidad más actual pocos sean los que han metido un clavo en una madera. Es una actividad altamente aconsejable: se requieren precisión, paciencia, saber rectificar, etc.
Al grano. Dar en el clavo significa, según el uso normal, "Acertar en lo que se hace o dice, especialmente cuando es dudosa la resolución". Es una expresión que tiene que ver con la de quien "da una en el clavo y ciento en la herradura", o sea, la de quien acierta por casualidad, o se equivoca a menudo.
Habría que intentar no perder esa naturalidad del lenguaje. Quien no ha clavado un clavo en su vida, poco sabe cuán dudosa es la resolución, qué fácil es que se tuerza y, por eso, no se meta bien.
Pues bien, a ese proceso se le llama hacer metafísica: pasar de lo físico a lo moral o cognoscitivo. Acertar en todo tipo de cosas: en lo técnico, en lo personal y en lo intelectual. Toda una analogía y ejemplo de validez de la metafísica natural.

martes, 19 de enero de 2010

El hombre, solo

Digamos, para abreviar, que hoy me he quedado medio embobado mirando un árbol y la cortina de lluvia que lo medio tapaba, y el cielo gris detrás, y, más atrás, las montañas, con algún edificio. Y he concluido: "caray, a mí, que me disgusta la lluvia, me parece increíble esta estampa: qué arbol...", etcétera.
Y le he dado algunas vueltas -contemplativas, más que teóricas- sobre lo bien que está hecho el mundo, y lo bonito que es, aunque sea en ocasiones destructivo.
Y luego he avanzado por otros caminos, que ahora expongo. Resulta ser que, en medio de esta maravilla, aparece un no sé qué nostálgico; algo como la campana de Paulov, que es el medio para llegar al perro; algo como un bonito anuncio, que nos lleva a comprar... pero que supera el anuncio: nadie compra el cartel, sino lo que se anuncia. En fin, el mundo, que está bien, o muy bien, pero que no el destinatario final de nuestros anhelos y deseos.
Y luego ha llegado la frase: Génesis 2, 18: "No es bueno que el hombre esté solo". ¿Solo?, he pensado. ¿En medio de este increíble mundo que miles de artistas no se han cansado de plasmar, de modo más o menos meritorio? Sí, sólo. El mundo como foto de lo que Dios es capaz de hacer, como jardín para que nos divirtamos mientras llegamos a nuestra meta. Etcétera. Bueno, que cada uno pedalee, si quiere.

(Y, ahora, mientras escribía, el bueno de San Agustín, que con tanta frecuencia da en el clavo: "Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en Ti".)

miércoles, 13 de enero de 2010

Puño y puñetazo

"Te voy a dar un puño...". Bonita y ciertamente chola expresión. Vamos, que a mí me suena a poco cortés. Ayer mismo, en clase de latín, tuve esta idea sobre la posible etimología de la palabra puño y puñetazo. La segunda, es obvia: de la primera. La primera... no sé: ahí va la teoría, que es cuanto menos, plausible.
No sé a santo de qué, salió en un ejemplo el verbo luchar, pelear: pugno, pugnas, pugnare, pugnavi, pugnatum. Este verbo, en latín vulgar-tardía, se pronunciaría como en el actual italiano o francés: "puño". El proceso mental que falta para unir las dos palabras es mínimo. Ya puede ser. No he perdido tres horas buscándolo. Pugnus, en latín, es puño: mano cerrada. Y, de ahí, pugnare, que sería, por tanto, luchar con las manos.
Para más información, que confirma la intuición, id aquí.

martes, 12 de enero de 2010

La droga

En un momento de impreciso ocio, he cogido las primeras páginas de "El buscón", la picareca novela increíble de Quevedo. En sus inicios, en el apartado de "Al lector", se habla de un "vivir a la droga". Interesante el conocimiento del asunto que demuestra Quevedo. Y sus conclusiones. Cito, que está todo dicho. "Aquí [en "EL Buscón", se entiende]hallarás en todo género de Picardía (de que pienso que
los mas gustan) sutilezas, engaños, invenciones, y modos, nacidos del
ocio para vivir a la droga". Usado como sinónimo de "vivir en medio de ilusiones". La droga, ilusionante ilusión, excusa y escapatoria de una vida vacía, que se llena de algo que apenas engorda.
Lo mejor de Quevedo, conclusión, más realista que todo lo demás: "y no poco fruto podrás sacar dél si tienes atención al escarmiento;" Quien mal anda, mal acaba.

Perenne y efímero

Dos palabras contrapuestas. Perenne, del latín per-annus: durante el año, por todo el año. El año como ciclo. Árbol perenne es el que no muda sus hojas, el que no las pierde.
Efímero, del griego epí-hémera. Esa aspiración de la "h", como en "Holidays", unida a "epi", se contrae en "ph". Bonito. Y significa "epi": por encima (tocando, con contacto), y "hémera", día. Lo efímero es, etimológicamente, lo que pasa tocando el día, y no sigue adelante, lo que se agota en un día.
Pero lo que me interesaba destacar es, sin embargo, el espacio de tiempo (con lo rara que suena esa unión de lo espacio-temporal...) que toma como medida. Lo que dura, dura un año; lo que se acaba, se acaba en un día. Da que pensar, como mínimo.