jueves, 10 de diciembre de 2009

Navidad, claro está

¡Mira que hay procesos que oscurecen el origen de las palabras! Pero en "Navidad" no. Otra cosa será en otros idiomas.
Nativitas, nativitatis, natus sum... Nacer, venir a ser en ese mundo. Así de sencillo. Y por eso, es bastante lógico preguntarse, ante una fiesta en la que, como mínimo, se detiene el mundo, por qué se celebra; qué se celebra, vamos. Es un cumpleaños bastante global. Quizá haya otras culturas y otras religiones (y sin quizá: las hay) que celebren cosas similares. El cristianismo, llamado así por Cristo (ungido, en griego; messiah, ungido, en hebreo), celebra el 25 de diciembre el nacimiento de Jesús-Cristo en Belén. No hace falta ahora meterse en el berenjenal (que no es tal) de si fue el 25 de diciembre o no. Eso se celebra así por varias razones. La cosa es que se celebra algo, y por eso es ridículo hacer una fiesta, incluso civil, sin celebrar nada. Por eso ahora hay gente que le cambia el nombre, por ver si así cuela. Pero no, no cuela: hay que celebrar algo. En cristiano: que Dios se hizo hombre para que el hombre no se perdiera más aquí abajo.

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